Otra vez has vuelto a aparecer
sin llamar, sin pedir permiso.
Sin importarte nada.
Me separo cuando me sigues,
te alejas cuando voy...
Y siempre así,
ni sí, ni no,
un no quiero cuando puedo,
un no puedo cuando quiero.
Intentar olvidarte es como luchar contra la marea:
no es imposible,
pero es más fácil dejarse llevar.
Y a mi siempre me han encantado las cosas fáciles,
aunque por lo general no sean las mejores,
si no las más dañinas.
Y aún sabiendo
que más que dejar huella dejarás cicatriz,
aquí sigo y te persigo sin descanso, sin alcanzarte.
Llámame masoca:
Sólo soy feliz cuando mis heridas llevan tu nombre.
Porque mejor tenerte doliendo,
que no tenerte.