miércoles, 27 de marzo de 2013

Cambios

Cuando te vas fuera de tu ciudad
siempre todo parece distinto a la vuelta.
La gente ha cambiado,
las cosas han cambiado.
Incluso los sentimientos.
Cuando te vas,
cuando te das una tregua para ti
hasta tú mismo te transformas.
Y al volver todo parece un caos.
Pero sólo al principio.
Luego el río de metamorfosis
vuelve a su cauce.
O tal vez seas tú
que ya te has acostumbrado
y has vuelto a ser uno más.
Yo sólo sé
que me fui para olvidarte
y, ya ves,
al volver te recuerdo más que nunca.

viernes, 22 de marzo de 2013

Como sólo él sabe

Recuerdo perfectamente
el color de su piel,
el sonido de su risa,
y la forma que tiene de mirarme.

Y esa sensación
cuando su piel me roza.

Y sé que es imposible explicar
qué pasa por mi mente 
cuando me besa.
Porque es una sensación
que no puede recitarse con palabras.
Una explosión de sentimientos,
de mariposas en la tripa.
Todo se queda corto
para intentar demostrar
lo que pasa por mi mente
cuando su boca se acerca a la mía.

Como también es absurdo tratar de explicar
la paz que siento si duerme conmigo.
Esa manera en la cual dormido se da la vuelta,
y me abraza, fuerte.
Tanto que parece que no quisiera que me fuera
por nada del mundo.
Como si yo tuviese intención alguna de marcharme..

Y planearía cualquier cosa
cuando sonríe así, de lado,
cuando piensas que sobra todo el mundo.
Al igual que sé cómo cualquiera haría lo que fuera
cuando te guiña el ojo de esa forma
que sólo él sabe.

Es como intentar decir
lo especial que te sientes
sólo porque te dirija la palabra.
Y no digamos un piropo.
O cómo se te escapa una sonrisa
cuando alguien dice su nombre.
Por no hablar de cuando él
pronuncia el tuyo.

Que es imposible que pase a mi lado
y no le mire,
como es normal que no pueda apartar la mirada
de cada uno de sus movimientos.
Y no quiero ni contaros
si ese movimiento
es para agarrarte de la cintura,
o susurrarte al oído
que no quiere que te vayas.

No puedo evitar esa sensación
de querer parar el tiempo
cuando está a mi lado,
cuando me pierdo en sus caderas,
cuando me agarra fuerte,
cuando me hace suya.

Y cuando no le tengo cerca
quisiera que todo pasase
a 400 km por minuto,
que es la misma velocidad
a la que mi corazón late
cada vez que sus manos 
se pierden por mi pelo.





El fin

Me miras, 
como esperando que te diga algo.
Pero yo ya no tengo nada que decirte.
Y tú lo sabes.
Saco el tabaco, el papel y los filtros,
e intento liarme un cigarro
evitando tu mirada.
No sé cómo hemos llegado hasta aquí,
pero no hay marcha atrás.
Ya no hay nada que pueda reparar 
el daño que nos hicimos.
Los dos.
Tanto tú como yo 
hemos luchado el uno contra el otro,
en lugar de haber luchado juntos.
Pero ya no importa,
ya no se puede hacer nada.
Es el fin, tú lo sabes, yo lo sé,
y hasta el pitillo 
al que aún no he dado la primera calada
lo sabe.

A la deriva

Siempre voy a la deriva
sin fijarme demasiado en nada,
ni intentando controlarlo.
O intentando controlarlo todo,
no lo sé. Ni me importa demasiado.
Son indecisa por naturaleza,
pero siempre intento tenerlo todo claro.
Vivo desconfiando de todo lo que pasa,
y no me implico demasiado en nada.
Creo que por miedo.
Supongo que me da miedo
que el sueño se acabe,
se rompan mis alas
y me de la hostia contra el suelo.
Y así cada día que va pasando
deshaciéndose en ceniza
como la que queda en el cenicero
después de una noche contigo.

Viento en tu espalda

Siempre quise ser
como el viento en tu espalda
y ayudarte a volar.
a perseguir tus sueños.
Sí, lo sé,
sé que nadie puede vivir sólo de sueños.
Pero yo lo intento.
Y siempre quise que tú también lo intentases.
Que algún día tendrás que caer,
pero ahora toca disfrutar del vuelo.

Mi piedra

Nunca fui de segundas oportunidades.
Nunca, porque no.
Porque soy de las que piensan
que si algo acaba
es por algo.
Y no merece la pena forzarlo,
y seguirse haciendo más daño
por algo que no podrá ser.
A ver, dejémoslo claro,
soy de los que lucha hasta el final.
De los que le echan huevos hasta que duela,
hasta que ven que realmente no tiene solución.
Pero tú siempre rompiste mis esquemas.
Tú, tú eres mi piedra
con la que tropezaría una y mil veces.
Mi fallo y mi acierto.
A quien no le daría una segunda oportunidad,
si no las diez mil siguientes..

El chico de la camiseta de Los Ramones

Cuando entré en aquel bar 
bien podrían haber estado mil personas,
o haber estado tú solo. 
Da igual.
Para mi siempre fue la segunda opción,
tal vez porque no pude ver a nadie más
contigo delante.
Ojos oscuros, casi negros,
de esos en los que podrías perderte.
Y el pelo con un tono claro,
jugando con un contraste rebelde
con la oscuridad de tu ropa.
Lo primero en lo que me fije de ti
fue en tu ropa.
Lo reconozco.
Pantalones negros caídos,
desafiando a la gravedad
en cada movimiento.
Y camiseta de Los Ramones,
con la cual me pregunté
si serías un fan
o sólo uno más que la lleva por moda.
Pero la verdad 
es que no me importó entonces,
ni me importa ahora.
Estabas ahí, tranquilo,
como si nada te importase,
bebiéndote una cerveza.
Y nuestras miradas se encontraron.
Me mostraste tu sonrisa,
esa en la cual salían un par de hoyuelos
y no pude quitar mi mirada de ellos.
Te acercaste y me dijiste tu nombre,
hablamos durante horas
como dos viejos amigos.
Nos contamos todo y nada,
y me hiciste reír.
Creo que como nadie
lo ha hecho nunca.
Ahí comenzó todo,
pero como todo,
el final llegó.
Aun así,
nunca pude ni podré olvidar,
al chico de la camiseta de Los Ramones. 

miércoles, 20 de marzo de 2013

Rosas

El era el centro de mi mundo,
pero también lo era del suyo.
Yo lo veía todo de colores,
mientras él se empeñó
en oscurecer cada instante.
Y me regaló mil rosas,
una por cada mujer 
que había pisado su cama.

martes, 19 de marzo de 2013

Exigencias

Exigimos más de lo que necesitamos.
Queremos la perfección en todo,
y no sólo en todo. También en todos.
Buscamos siempre la cara B,
la parte gris del círculo cromático.
Perdemos la vida 
buscando lo que realmente tenemos
pero insistimos en no ver.
Que no sé al resto,
pero a mi no me hace falta más
que descarriarme sobre su piel.

Despedidas

Odio las despedidas.
Los ojos húmedos, retrasar el momento.
Aunque sabes que el fin siempre llega.
Vas construyendo los recuerdos
sabiendo que al final sólo queda eso.
La memoria de los buenos instantes vividos.
Intentas capturar ese momento, hacerlo eterno.
Pero al final te das cuenta de que todo se evapora
dando vueltas en zigzag como el humo de un cigarro.

Perderme

A veces te das cuenta de que algo falla,
de que tienes que hacer cambios.
El cuerpo te pide algo,
como el de un fumador un cigarrillo.
Yo, por ejemplo, necesitaba perderme
pero no contaba con encontrarte a ti.

viernes, 15 de marzo de 2013

Recuerdos

Y qué te voy a contar de los recuerdos,
de la diferencia entre dolorosos y bellos.
Hay recuerdos preciosos,
veranos, amigos, risas.
Y recuerdos tristes, 
generalmente porque todo eso 
ya no está.
Como los lugares,
pases las veces que pases por algún sitio
siempre recordarás a esa persona especial
con la que dejabas morir el tiempo allí.
En mi caso todo ésto me pasa con Murcia,
ya que perdí a mi alma gemela allí,
mi compañero, mi mejor amigo.
Pero ha llegado la ocasión perfecta 
para transformar recuerdos.
No merece la pena llorar porque ya no podrá ser,
es mejor sonreír porque pudo suceder.
Y es cuando entiendes que no es que ya no esté,
porque quien te falta estará siempre vivo
en un pequeño rinconcito del corazón.

Perdida

Miras a un lado y al otro. Y no lo entiendes.
No sabes qué haces en éste lugar, con ésta gente.
No sabes en qué momento llegaste a éste punto.
Y no te gusta, te sientes perdido.
No es tu sitio, no es tu mundo.
Pero de repente, sin saber cómo ni cuándo,
aparece una persona que le da sentido a todo.
Como una luz que te guía 
y te muestra el lado brillante de cada instante.

jueves, 14 de marzo de 2013

All in

No hay medias tintas. Es todo o nada.
Es aceptar y luchar por lo que quieres, ir a por todas.
O es rendirse y dejar las cosas como están.
Nunca sabes cómo pueden terminar las cosas,
o cómo pueden empezar, que es casi lo mismo.
El fin de un camino es el principio de otro.
Y un sueño que acaba conlleva otro que empieza.
Nunca sabes si la decisión que vas a tomar es la correcta,
pero hay que tomarla.
Tirar una moneda, dejarlo todo al azar.
Cara, todo sale bien. Cruz, empieza de nuevo.
A veces llega un punto en el que no puedes esperar más,
no puedes seguir dejando que pase el tiempo como si nada.
Y creo que ha llegado la hora de tomar la decisión.
Es el momento de echar un all in en éste juego llamado vida.

Perfecto


¿Alguna vez has tenido la sensación de que alguien es perfecto?
Sí, tal cual, perfecto.
Que le mires a la cara 
y no encuentres una sola cosa que no te guste.
Su pelo, sus ojos, su boca, su piel..
Sientes que es completo, maravilloso, magnífico, estupendo, 
inmejorable, exclusivo, característico.. 
Único, en definitiva.
Que le quieres sin condiciones, sin letra pequeña. 
Le amas y no hay más que decir.
Darías absolutamente cualquier cosa por hacerle feliz, 
por que una sonrisa pintase su cara, 
por escuchar aquella risa que te hace ver la vida de colores.
Y no parar de ver su fotografía.. 
Y volver a emocionarte cuando la vuelves a ver.
Y sonreir cuando escuchas su voz, 
y que una lágrima se te escape cuando no puedes tenerle cerca..

La vida

En realidad, vivir es fácil.
Somos nosotros quienes lo hacemos complicado.
Nos preocupamos demasiado por cosas que no tienen importancia
y nos olvidamos del principal objetivo: Vivir.
Te preocuparás por el color de tu coche, el tamaño de tu televisión,
si te ha salido una cana más. O una arruga.
Y no te paras a darte cuenta de que ya han aparecido las primeras flores,
de que el Sol ya pica en la piel, de que los pájaros ya cantan.
Disfruta, ríe, canta, grita, salta, ama, sueña. Vive.
Antes de que se te acabe el tiempo y ya no puedas aprovecharlo.

No saber

Momentos en los cuales te hacen una pregunta
pero no sabes contestarla.
Sencillamente porque no tiene respuesta.
Y tienen que conformarse con un vago -pues ya ves-
que se escapa de tus labios.

Podría


Podría haberme atado a tu vida, como quisiste que lo hiciera.
O podría haberte atado a mi, como hacías con mi pelo.
Podría haber matado dragones por ti, por mi, por nosotros.
Podría también haber luchado contra el tiempo y la distancia.
Podría haberme perdido en nuestras noches, como antes.
Podría haberte sacado del pozo, pero me hundías contigo.
Podría haber aguantado más, pero siempre parecía menos y daba igual.
Podría habernos salvado de la monotonía del reloj.
O podría haber roto el reloj para que no hubiese más monotonía.
Podría haber necesitado solo tus besos, pero necesitaba vivir.