viernes, 12 de julio de 2013

Ésta vez no

Cuando crees que todo ha pasado,
vuelves a caer en la misma espiral.
Y entonces sabes que no lo has superado.

Porque superar es que ya no duela,
es que ese tema ya no te importe.
Y si duele, importa. 

Y vuelves al mismo bucle de siempre,
vuelves a caer en el mismo pozo infinito.
Vuelven las dudas, los complejos.

Retomas el odio al espejo,
al mundo entero.
A ti mismo.

Hacer ejercicio hasta que duela,
hasta caer exhausto.

Los números de la báscula disminuyen
y la sonrisa aumenta.

Y vuelven los engaños.

El decir que comes fuera
para no dar explicaciones a nadie.

El esconderse,
el bajar la mirada.

El sonreír ante todo 
mientras lloras por dentro.

Y mientras todo se derrumba en tu cabeza,
al otro lado de la ventana la gente vive.

Pero ésta vez todo es diferente,
ésta vez no va a ser lo mismo.
No puede ser lo mismo.

Ésta vez toca agarrarse a la alegría de fuera,
empaparse de sonrisas.

Ésta vez toca salir a flote,
ésta vez toca nadar hacia arriba
y tapar el pozo de una vez por todas.

domingo, 7 de julio de 2013

Decisiones

De una forma u otra,
de repente todo cambia.

Sonríes, eres feliz, vives,
crees tenerlo todo, no te falta nada.

Todo es perfecto.

Hasta que alguien aparece
y te cambia los esquemas.

Sin que te des cuenta,
una persona aparece en tu vida.
Para quedarse.

Y sin esperarlo
te das cuenta
de que la felicidad que sentías
se eleva al infinito cuando te sonríe.

Que cuando estás con esa persona,
tu sonrisa es más ancha y más pura.

Que de repente aparece en cada deseo,
en cada estrella fugaz, en cada vela de cumpleaños.

Y una vez llegados a ese punto
sólo tienes dos opciones,
similares, pero diferentes,
sólo tienes que dar un paso:

Hacia atrás, cerrar los ojos,
correr y alejarte de lo desconocido,
o hacia delante, 
echarle huevos
e ir a por todas.

No sé, tal vez la vida sea eso,
pequeños pasitos
que hacen que cambie tu existencia,
pequeñas decisiones
enormemente grandes.

sábado, 6 de julio de 2013

Felicidad

Hay momentos en la vida
en que todo es perfecto.

Porque sí, sin más.

Porque tienes todo lo que quieres,
todo lo que necesitas,
todo lo que te hace feliz.

Porque entiendes
que la suerte no es ni más ni menos
que una sonrisa de alguien a quien quieres.

Porque descubres
que eres afortunado
por la gente que te rodea.

Porque hayas la alegría
en cualquier mínimo detalle,
en cualquier mínima sorpresa.

Porque comprendes
que hay gente que te hace brillar
con más fuerza que cualquier estrella.

Y te das cuenta
de que quien te quiere
siempre está ahí.

Y eso, 
eso es felicidad.
Más que cualquier cosa.