lunes, 24 de marzo de 2014

Preguntas

Me pregunto si algún día me escucharás
recitando(te) éstos versos que sólo tienen ojos para ti.

Si, quizás, tú también te pones nervioso
cuando tu piel roza la mía aunque sea por un instante.

Si sientes que la gravedad desaparece
cuando me miras fijamente a los ojos.

Si tú también sientes estas ganas de besarme
y ese vértigo interior de que no sea tu boca con la que sueñe.

Me pregunto cómo será que tu lengua recite poemas debajo de mi ombligo
y cómo suspirarás cuando arañe en tu espalda los míos.

Cómo será que me veas con los ojos que te veo,
y que entiendas que si estás tú, me sobra el mundo.

Y me preguntan por ti, por la chispa que desprendemos.
Y ni sé, ni contesto. 

Y sigo lanzándote indirectas a pie del micrófono
esperando que, por una vez, cojas las riendas.

Que, por una vez, quieras morir haciendo el kamikaze, 
quieras jugarte la vida por un beso más.

Y ya, por fin, dejé de preguntarme 
cuando piensas volver para cerrarme con llave. 

Y ojalá seas tú quien empiece a preguntarse.

domingo, 16 de marzo de 2014

Entre Diablos y cervezas

Entre borracheras y resacas,
va patinando el tiempo esperando que vuelvas.

El tiktak de los relojes destroza
mis tímpanos, mis entrañas, mis sueños.

En algún momento volverás, lo sé,
y sé que en ese momento te cerraré la puerta.

Cuando vengas, seré yo quien te mire por encima del hombro,
te sonría, y te diga que ya nos veremos.

Y ambos sabremos que no,
que no volveremos a vernos nunca más.

Que si nos encontramos en el Metro,
te esquivaré,
huiré de tus ojos como tú huiste de mis manos.

Que si me hablas,
mezclaré tus palabras con el humo de un cigarro
y soplaré muy, muy fuerte para que se esfume para siempre.

Que lo siento,
que la vida es muy corta para perder el tiempo,
y muy bonita para malgastarla con alguien como tú.

sábado, 8 de marzo de 2014

Rizos color café

Ríe con esa fuerza que logra
que todos los días
sean Sábado por la noche.

Sueña tan fuerte que puede hacer
que no parezca una locura
poder escapar del mundo.

Cuando se pierde en un mar de carcajadas
es capaz de conseguir que te ahogues
en un torbellino de alegría

La suerte nace cuando se deja ser ella misma,
cuando basta con la música alta,
un par de bromas o tres cervezas.

Es una golondrina ciega
que anhela con volar por encima de paisajes
sobre los que no tenga miedo de perder sus alas.

Ella aún no lo sabe,
              pero es tan fuerte
                          que el Sol tiene envidia
                                         del calor que transmite.