jueves, 13 de noviembre de 2014

Cicatrices que sueñan con un jamás

Llevo un millón de cicatrices 
grabadas en el pecho.
Cicatrices con tu historia,
nuestra historia.

Con todas las palabras que dijiste,
y todas las que faltaron.
Con todas tus promesas
y todas tus mentiras.

Con los miles que sitios
que no nos llegaron a ver felices.

Cicatrices que lloran cuando piensan
en lo que pudo ser y jamás fue.

Cicatrices que cada día quieren curarse,
pero se abren,
porque piensan que de tanto sangrar
dejarán de hacerlo.

Cicatrices que están hartas de existir por ti,
y que cada día te olvidan un poco,
porque un poco es más que nada
y algún día ese poco lo será todo y desaparecerán.

Y lo saben.

1 comentario:

  1. Las cicatrices cuando cierran, dejan de doler, lo único que queda es el recuerdo. Y el diga que vuelven a sangrar es que nunca se ha hecho una cicatriz gorda. No sangran, lo que sangra es la memoria.

    Al igual que se cierra físicamente, también hay que cerrar para siempre la cicatriz emocional y que cuando esté ahí y la veamos, simplemente sea un recuerdo sin más que no causa dolor.

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