Nirvana

No es culpa mía no poder evitar desearte.
Y es que debería ser pecado
que tengas esa forma de mirarme,
de subirme la temperatura sólo con palabras.

Me encanta adornar el suelo con lo que lleves puesto
y no puedo rehuir el perderme en tu piel,
como tampoco el quedarme mirando
ese cuerpo que me hace estremecer.

Tienes un efecto en mi
que hace que desee parar el mundo,
que desaparezca todo al rededor,
que no pueda dejar de tocarte.

Juntos falta el tiempo y sobra la ropa,
tu respiración agitada es la banda sonora,
la cama aguanta el terremoto de tu cuerpo
sobre el mío.

Tatuar infinitos en tu pecho
con la yema de mis dedos
aun sabiendo que ese infinito durará
lo que tarde en llegar la mañana.

Y que el cigarro de después
gozando de la distancia más cercana
no es ni más ni menos
que sinónimo de Nirvana.

Soy como soy

Me considero adicta al Monster
a tiempo completo,
nunca digo que no a una cerveza
ni a una noche en su cama.

Soy muy mía,
similar a un gato,
soy demasiado independiente
y hago las cosas sólo cuando yo quiero.

Odio llenarme de arena en la playa,
pero me encanta dejarme llevar en el mar.
Soy blanca nuclear hasta en Verano,
jamás llevo gafas de Sol, por mucho que pegue.

Siempre llevo una sonrisa en la cara,
y tengo una risa un tanto ruidosa.
Odio llevar el pelo recogido
al igual que usar secador.

Soy obsesiva con los números pares,
y experta en meter la pata.
Especialista en perder el tiempo,
pero nunca llego tarde.

Amo las pequeñas sorpresas de la vida,
no puedo evitar una sonrisa al ver flores,
se me escapan las horas escuchando una caja musical,
asusto a cualquiera si veo un carlino.

Me enamoro seis veces por semana,
generalmente en el metro.
Soy fan incondicional de los rubios,
y más si tienen ojos negros.

Soy como soy,
no voy a decir que no puedo cambiar,
probablemente sea mentira.

Adolescente enamorada

Voy a pintar de colores tu mirada,
y de ilusiones tu sonrisa.

Voy a hacerte comprender
que eres la pieza clave 
que le da sentido al puzzle de mi vida.

Voy a entregarte mi esperanza,
y mis sueños.

Voy a formar versos
para hacerte entender
que junto a ti
es más hermosa la vida.

Óscar

Tú, que siempre estuviste conmigo,
Eres, fuiste y serás lo más especial que he tenido.

Entraste en mi vida, sin saber muy bien cómo,
Comenzó una gran amistad entre nosotros.
Hiciste que mi vida diese un cambio,
Olvidaba todos mis problemas si estaba contigo.

Distancia, lo único que hubiese cambiado,
Estabas en cada momento, a pesar de todo.

Mas nada es para siempre, y tú partiste a otro lugar.
En aquel mes de Mayo te fuiste de mi vida.
Nunca olvido su sonrisa,
O su forma de decirme que todo irá bien,
Su luz iluminará siempre mi camino.

Óscar siempre brilla fuerte ahí arriba,
Sé que siempre me está mirando.
Cuando me siento sola, basta con mirar arriba,
Alto, muy alto, y nos recuerdo
Riendo, soñando, como antes de que me le arrebatasen.

La música

Es vida,
es felicidad,
es quien siempre va conmigo.

Es amor,
es poesía,
es ayuda en los peores momentos.

Es luz,
es ilusión,
es quien siempre encuentra la palabra adecuada
en el momento preciso.

Todo ésto es la música,
sencillamente,
sobran las presentaciones,
sé que tú también la sientes igual que yo.

Su sonrisa

Tiene una sonrisa de esas
que te dan calma,
de esas contagiosas,
de esas con vida propia.

La forma de su sonrisa,
dulce, verdadera, pura,
hace que me pierda en su boca
y que no pueda ni quiera escapar de ella.

Y es que porque esa sonrisa estuviese siempre viva
daría cualquier cosa que pidieran,
porque, créanme, 
es la sonrisa más bonita
que he visto en mi puta vida.

Única

Ya son 20 años,
los que llevo enamorada de ella,
y no la cambiaría por ninguna.

Y es que ella es así,
tan suya,
tan viva las noches de Sábado,
tan estresada los Lunes por la mañana,
tan acogedora,
tan llena de sueños.

Con su luz guía mi vida,
y no puedo evitar sonreír
cuando veo que sigue siendo
la de siempre.
Que por mucho que pase el tiempo,
que por mucho que cambien ciertas cosas,
siempre está ahí para mi, siendo ella misma.

El arte corre por sus venas,
y han escrito tantas veces sobre ella
que no podría ni contarlas.

Es una encina anclada en la tierra,
un cocido los Domingos en familia,
es una señora viviendo un chotis,
el hombre que vende oro en Montera.

Eres tú, simplemente tú,
más atractiva y elegante que ninguna,
eres única, Madrid.

Ganas de tu cuerpo

Me doy la vuelta en la cama.
Me he despertado con ganas,
con muchas ganas
de ti, de tu cuerpo, de todo.

Te despierto con besos en el cuello,
y voy bajando.
Despacio, no hay prisa.
Tenemos hasta el amanecer
todo el tiempo para nosotros.

Agárrame de la cintura,
nota mis uñas en tu espalda,
cúbreme de besos,
acaríciame entera con tu lengua.

¡Sigue, hazme tuya!
muérdeme el cuello,
tira de mi pelo,
vuélveme loca con tus manos.

No pares, no ahora, no…
éste momento es sólo nuestro,
demuéstrame tu amor con fuerza,
no seas un caballero en cama.

Estalla, haz que me curve,
llévame a ver las estrellas
y vente conmigo.

Y luego quédate en calma,
pero no bajes la guardia,

comienza un nuevo asalto.

Te echo de menos

Te echo de menos.
No, pero no lo leas en ese tono,
que parece que no te importa.

Te echo de menos,
así mucho mejor.

Te echo de menos,
como la lluvia en Verano.

Te echo de menos,
como un niño a su madre
en su primer día de clase.

Te echo de menos,
como cuando te ibas de casa
y te miraba por la ventana.
Y ya te echaba de menos.

Te echo de menos,
cuando me doy la vuelta en la cama
y sólo encuentro vacío.
Y frío, mucho frío.

Te echo de menos
hasta cuando me pongo esa camiseta
que no te gustaba nada
porque decías que me quedaba demasiado ancha.

Te echo de menos,
hoy, ayer y mañana
sé que también te echaré de menos.

Rayo perla

Apareció,
como un rayo perla,
para iluminar mi noche 
en un instante.

Tan sólo un segundo
es lo que tardó
en hacer que me quedase prendada
de sus ojos,
y su sonrisa.

Su mirada,
un interruptor en mi cuerpo,
que hizo que no pudiese
dejar de mirarle.
Ni de pensarle.

Y se coló en mis sueños,
sin permiso,
con suma ligereza,
pasando desapercibido. 

Como el café

Eres como el café,

quien despierta por las mañanas

de forma dulce

o amarga.

A gusto de consumidor.

Tus ojos, tu piel, tu pelo

todo del mismo color oscuro,

todo con la misma capacidad

de animar y excitar

a cualquiera.

Todo en ti, 

recuerda al café.

El aroma, cual catador de vinos,

transporta a mundos imaginarios

de paz y calma,

el cuerpo, perfecto, sin disolver,

y el sabor, fragante, maduro,

delicado.

¿Pero sabes una cosa?

No contabas con ello,

pero yo aborrezco el café.

Ella

Ella

que siempre supo calmar mi lágrimas

y estuvo en mis mejores momentos.

Ella

a quien pese a todas las peleas,

y discusiones,

le debo la vida. 

Literal y metafóricamente hablando.

Ella

que me enseñó a distinguir

lo que estaba bien de lo que no lo estaba.

Ella

a la que debo más

de lo que jamás podré deber a nadie.

Ella

a la que pedí demasiado

y siempre me dio todo.

Ella

quien me da fuerzas

cuando creo que ya no me queda ninguna.

Ella, 

quien me levanta cuando caigo,

quien siempre confió en mi.

Ella, 

con quien puedo tirarme horas

hablando de tonterías,

o de cosas serias. Da igual.

Siempre es un buen rato.

Ella, que es

mi amiga, mi compañera,

mi guía, mi luz.

La paz está en mirarle

Encuentro la paz en mirarle.
De verdad.
Esa calma y suavidad
con la que realiza cada movimiento.
Me encanta perderme
cuando crea música para mi,
volar entre notas,
y soñar entre palabras.
Y es que cuando toca la guitarra
más que tocar,
parece que bailase con las cuerdas.

Necesidad

No entiendo por qué se empeñan
en enseñarnos cosas
que no vamos a necesitar 
en nuestra vida diaria.
Que sí,
que nunca está de más saber de todo,
pero no se dan cuenta
de que lo que deberíamos aprender
es a vivir.
Que sería muy fácil hacerlo todo 
con un libro de instrucciones.
Y poder guardar la partida
antes de tomar una decisión,
por si tenemos que rectificarla..
Pero nadie nos enseña a amar,
a decir lo que pensamos de frente,
pero sin hacer daño a nadie.
Nadie nos educa para tener nuestra propia opinión,
ni para defenderla.
Al igual que nadie nos explica
cómo salir del pozo
cuando no ves la salida.
Todo ésto son cosas en las que
hostia tras hostia
nos va instruyendo la vida.
Y cada uno lo hacemos de una forma.
¿Yo? Yo todo lo vivo escribiendo
Pero yo no escribo por ti,
ni por nadie.
No es un gusto,
es una necesidad.