viernes, 22 de marzo de 2013

Como sólo él sabe

Recuerdo perfectamente
el color de su piel,
el sonido de su risa,
y la forma que tiene de mirarme.

Y esa sensación
cuando su piel me roza.

Y sé que es imposible explicar
qué pasa por mi mente 
cuando me besa.
Porque es una sensación
que no puede recitarse con palabras.
Una explosión de sentimientos,
de mariposas en la tripa.
Todo se queda corto
para intentar demostrar
lo que pasa por mi mente
cuando su boca se acerca a la mía.

Como también es absurdo tratar de explicar
la paz que siento si duerme conmigo.
Esa manera en la cual dormido se da la vuelta,
y me abraza, fuerte.
Tanto que parece que no quisiera que me fuera
por nada del mundo.
Como si yo tuviese intención alguna de marcharme..

Y planearía cualquier cosa
cuando sonríe así, de lado,
cuando piensas que sobra todo el mundo.
Al igual que sé cómo cualquiera haría lo que fuera
cuando te guiña el ojo de esa forma
que sólo él sabe.

Es como intentar decir
lo especial que te sientes
sólo porque te dirija la palabra.
Y no digamos un piropo.
O cómo se te escapa una sonrisa
cuando alguien dice su nombre.
Por no hablar de cuando él
pronuncia el tuyo.

Que es imposible que pase a mi lado
y no le mire,
como es normal que no pueda apartar la mirada
de cada uno de sus movimientos.
Y no quiero ni contaros
si ese movimiento
es para agarrarte de la cintura,
o susurrarte al oído
que no quiere que te vayas.

No puedo evitar esa sensación
de querer parar el tiempo
cuando está a mi lado,
cuando me pierdo en sus caderas,
cuando me agarra fuerte,
cuando me hace suya.

Y cuando no le tengo cerca
quisiera que todo pasase
a 400 km por minuto,
que es la misma velocidad
a la que mi corazón late
cada vez que sus manos 
se pierden por mi pelo.





No hay comentarios:

Publicar un comentario