Apareció,
como un rayo perla,
para iluminar mi noche
en un instante.
Tan sólo un segundo
es lo que tardó
en hacer que me quedase prendada
de sus ojos,
y su sonrisa.
Su mirada,
un interruptor en mi cuerpo,
que hizo que no pudiese
dejar de mirarle.
Ni de pensarle.
Y se coló en mis sueños,
sin permiso,
con suma ligereza,
pasando desapercibido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario