lunes, 29 de abril de 2013

Nirvana

No es culpa mía no poder evitar desearte.
Y es que debería ser pecado
que tengas esa forma de mirarme,
de subirme la temperatura sólo con palabras.

Me encanta adornar el suelo con lo que lleves puesto
y no puedo rehuir el perderme en tu piel,
como tampoco el quedarme mirando
ese cuerpo que me hace estremecer.

Tienes un efecto en mi
que hace que desee parar el mundo,
que desaparezca todo al rededor,
que no pueda dejar de tocarte.

Juntos falta el tiempo y sobra la ropa,
tu respiración agitada es la banda sonora,
la cama aguanta el terremoto de tu cuerpo
sobre el mío.

Tatuar infinitos en tu pecho
con la yema de mis dedos
aun sabiendo que ese infinito durará
lo que tarde en llegar la mañana.

Y que el cigarro de después
gozando de la distancia más cercana
no es ni más ni menos
que sinónimo de Nirvana.

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