De una forma u otra,
de repente todo cambia.
Sonríes, eres feliz, vives,
crees tenerlo todo, no te falta nada.
Todo es perfecto.
Hasta que alguien aparece
y te cambia los esquemas.
Sin que te des cuenta,
una persona aparece en tu vida.
Para quedarse.
Y sin esperarlo
te das cuenta
de que la felicidad que sentías
se eleva al infinito cuando te sonríe.
Que cuando estás con esa persona,
tu sonrisa es más ancha y más pura.
Que de repente aparece en cada deseo,
en cada estrella fugaz, en cada vela de cumpleaños.
Y una vez llegados a ese punto
sólo tienes dos opciones,
similares, pero diferentes,
sólo tienes que dar un paso:
Hacia atrás, cerrar los ojos,
correr y alejarte de lo desconocido,
o hacia delante,
echarle huevos
e ir a por todas.
No sé, tal vez la vida sea eso,
pequeños pasitos
que hacen que cambie tu existencia,
pequeñas decisiones
enormemente grandes.
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